De pequeños placeres y tormentos virtuales

domingo, 26 de agosto de 2007

He aquí que Sábada Kohm se presenta después de un largo mes en el que, por situaciones afortunadas y extraordinarias, sustituyó el ciberespacio por el planeta tierra.
De vuelta a mis largas horas en compañía de mi laptop, me sorprendo con el poder de lo virtual. Hace unos meses me pareció ridícula una aplicación para Facebook que se llama "My Garden", y que de acuerdo con mi apreciación no sirve para absolutamente nada excepto enviar dibujitos de flores y bichitos a tus co-facebookianos - ¿qué clase de inutilidad es esa?
Hoy, en la cuesta moral post-ruptura-amorosa, me encuentro con que las ciberflorecitas que recibo en "My Garden" me causan poco menos que la emoción de recibir flores en vivo. Me reanimo cuando abro "My Garden" y veo plantas y monigotes que alguien "plantó" ahí para mí. "My Garden" es gratuito, pero también hay regalos virtuales (igual, un dibujito de cualquier cosa) que cuestan un dólar, y se venden bien.
¿Le parece absurdo? Haga la prueba. Vea si no se siente conmovido por constatar que alguien gastó un dólar en hacer que en su sesión de Facebook aparezca un pastelito de un centímetro cuadrado. O si usted participa con Sábada Kohm del insalubre vicio de procurarse pequeñas torturas emocionales, vaya a quienteadmite.com. Constate ahí quién de sus amigos o conocidos lo ha eliminado, o de plano bloqueado, de su lista de contactos de Msn Messenger, y a continuación pregúntese incesantemente qué pudo haber provocado tal ciber-rechazo; yo le garantizo que se consigue una depresión, al menos momentánea.