Baby Alive

martes, 18 de noviembre de 2008

Sábada Kohm ha sido sumamente perezosa con este blog y pide una disculpa a su público fantasma. No obstante, el sueño no es lo mismo que la muerte, y heme aquí para traeros noticia de algo que vi en el corte comercial de un dibujo animado dominical de Rosita Fresita, como le decían en mi tiempo, o Strawberry Shortcake, como le dicen ahora. Fíjese qué mala debe ser la programación abierta un domingo por la mañana en la televisión gringa, que Rosita Fresita era lo más decente de ver, ¡y era harto malo!
En fin, lo curioso viene en los comerciales. Entre otros juguetes, Barbies, monos danzarines y cajitas felices, anuncian una muñeca que se llama Baby Alive. Es esa que come y luego, con perdón, caga (entiendo que cagar es una palabra soez indigna de este blog, pero defecar me pareció demasiado chocante). Es decir, si usted vivió en México y no sé si en otras partes de Latinoamérica también, una Comiditas. Y en España seguro, porque esa traducción de "Baby Alive" a "Comiditas" suena totalmente españolesca. He aquí una foto de aquella versión original de los 70s y 80s:

Resulta que Hasbro ha sacado un "remake" de Comiditas/Baby Alive. Hay varios cambios interesantes, el más notable de los cuales es la extraña distorsión de las proporciones de la cabeza. Mire que eso más bien parece cabeza olmeca, y los ojos están como los del lobo cuando Caperucita le decía: ¿y porqué tienes esos ojos tan grandes?


Con todo lo colosal de esta cabeza, hay otra innovación que encuentro realmente interesante. Ahora Baby Alive es multirracial. ¿Se acuerda usted de esos Cabbage Patch negritos de los 80s? Bueno, lo mismo con esta muñeca, PERO he aquí los signos de los tiempos: se añade a la línea "Baby Alive Hispanic girl". Muy políticamente correctos, los señores de Hasbro utilizan las etiquetas "Caucasian", "African American" y "Hispanic". Excepto en la línea de recién nacidos, donde las categorías se vuelven un poco borrosas. El negro, negro se queda (African American), pero ya los otros dicen simplemente "ojos azules, pelo rubio", "ojos cafés, pelo café" o "rubia/o" y "trigueña/o".
No me queda claro si la juguetera decidió que la temprana edad de un recién nacido lo sitúa más allá de toda raza y género o si quisieron ahorrarse subdivisiones del producto. De entre los 32 modelos que al día de hoy ofrece el sitio web, sólo uno es explícitamente varón. ¿Adivine de qué color es el nene? En efecto, blanquito y ojiazul.
La otra cosa que me intriga es que toda la diferencia entre una y otra raza de muñecas comedoras es el color y el pelo rizado para la versión afroamericana. El molde del rostro parece ser el mismo. Me pregunto también porque no hay una "Baby Alive Asian girl". ¿Será que el mercado asiático no es tan grande como el hispano, o que no se puede englobar tan fácilmente a los asiáticos en una sola raza? ¿Que si sacaran una chinita, los indios (que sí, que de la India, se llaman indios y no hindús) quedarían excluidos? ¿O será que los lejano-orientales no tienen el mínimo interés en conservar una identidad racial separada de los blancos-blancos?
Aquí le dejo el link por si le da curiosidad ver la gama completa. Claro, que si me pregunta cuál es la más bonita, la hispana, ¡por supuesto! Por lo menos esos ojos del tamaño de un plato los lleva cafés, y no azul neón.

Ido

viernes, 22 de agosto de 2008

¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.

(Cántico espiritual, San Juan de la Cruz)

Del bailar

domingo, 17 de agosto de 2008


Recientemente he ido a bailar con cierta frecuencia. Bailar en serio, en pareja, donde a uno lo sacan a bailar y da vueltas y vueltas. Ya sea una fiesta o un salón de baile, cada noche se tiene la oportunidad de bailar con muchas diferentes parejas - hombres, en mi caso. La experiencia le ha proporcionado a mi cuerpo un aprendizaje sensorial que pienso se parece mucho al Gran Baile, el de la búsqueda y encuentro de pareja en la vida. Uno decide en primera instancia si está disponible para bailar o no; desde colocarse cerca de la pista y llevar el ritmo con el cuerpo para incitar a prospectos bailarines, hasta declinar de frente un "quieres-bailar". El tiempo para decidir si aceptar o declinar es bien breve: una ojeada rápida al solicitante puesta en balance con el deseo que una tenga de bailar. Son diversos los factores que propician el rechazo: muy joven o muy viejo, muy sudado, demasiado anticuado, sobrepeso, un atuendo estrafalario, una etnicidad dudosa o cualquier otro factor que despierte sospechas acerca de las habilidades dancísticas del susodicho. Cada vez hay sólo una respuesta de entre dos posibles: sí o no. Sí bailo aunque tiene pinta de arrítmico. No bailo aunque este hombre sea un talento, porque me duelen los pies. Sí bailo aunque me parece que tiene la edad de mi papá. No bailo porque se nota que es un pesado que no me va a dejar en paz.
A veces se lleva uno sorpresas, y aquel gringo esmirriadito con pinta de yonqui resulta todo un caballero del merengue, o ese sudamericano con pinta de Latin lover no sabe llevarla a usted a compás. Al final de cuentas, creo que lo más importante es dejarse llevar. Uno le enseñará a dar vueltas vertiginosas, otro a bailar hacia atrás, otro a sentir la esencia de la música, y otro simplemente a seguirlo aunque haga rarezas. Si se pone a pensar en que se consiguió la pareja de baile más torpe o menos deseable de la noche, se arruina la magia y deja de divertirse. Si se pone a evaluar qué tan bien baila usted en comparación con las otras mujeres en la pista, no sólo se incomodará en extremo sino que se pondrá tan tiesa que acabará por incomodar al buen hombre que la acompaña. Hay el que la lleva suavecito, suavecito como una ola pequeña y dulce, y el que la lleva como nunca nadie la ha llevado, para luego subirse a su caballo y marcharse volando. Lo echa de menos, pero toca decirle "sí" al próximo que la saque; nunca sabe qué ritmo nuevo sentirá. Quizás con alguno sea tan cadencioso que quiera bailar otra vez, y otra vez, y otra vez...

(imagen: William Holbrook Beard)

Elijo

martes, 8 de abril de 2008

Entre lo que lloro y lo que gozo,
elijo el gozo.
Entre el gris y el negro,
elijo el gris, y entre el gris
elijo ver lo blanco.
No sé si soy fuerte o soy tonta,
o es sólo que soy terca
y no me gusta darme por vencida;
aún así,
elijo el riesgo de equivocarme otra vez,
porque me gustas
y aún no estoy lista para dejarnos.
No sé cuándo acabaré de aprender.
O tal vez no es cuestión de aprender,
sino sólo de vivir.

Máxima

martes, 4 de marzo de 2008

Cada vez entiendo más y me enamoro menos.

Sueño guajiro

sábado, 23 de febrero de 2008

Que hacen de nuestra patria una nación bilingüe

viernes, 22 de febrero de 2008

¿Se acuerda del juramento a la bandera que (al menos en los tiempos antiguos, cuando yo era chica) se recitaba en las ocasiones cívicas importantes? "Bandera querida, legado de nuestros héroes, símbolo de la unidad de nuestros padres y nuestros hermanos [...] que hacen de nuestra patria la nación independiente, humana y generosa a la que entregamos nuestra existencia".
Parece que si bien el concepto de patria sigue vigente en buena parte de los estados-nación actuales, las cualidades que hacen de un país una patria se han ido matizando. Así, lo de independiente aún pega muy bien, lo de humana no tanto y lo de generosa casi que no lo oigo ya en ningún discurso político.
En cualquier caso, otras cuestiones entran ahora en la definición de patria. Por ejemplo, ante la oleada - o tsunami - de inmigrantes mexicanos en el gabacho, la opinión pública se hace la pregunta: ¿Debe la patria ser bilingüe? ¿Cómo afecta el bilingüismo el sentido de patria? Nótese que este país (el gabacho, recuerde que estoy exiliada y desde aquí escribo) cuenta con muchos y diversos grupos inmigrantes, entre los que destacan los chinos, koreanos e indios - de la India, sí señor -; no obstante, cuando se habla de bilingüismo todo mundo entiende que se trata de inglés/español, y no de inglés/mandarín ni ninguna cosa por el estilo.
En reciente debate entre los precandidatos demócratas Hillary Clinton y Barak Obama, el asunto del bilingüismo fue una de las preguntas que el representante de la CNN dirigió a ambos senadores. La respuesta unánime fue que si bien la enseñanza, aprendizaje y ejercicio de otros idiomas merece respeto, el inglés debe ser la lingua franca de los E.E.U.U. Es decir, nada de bilingüismo oficial por el momento. Lo irónico del asunto es que al terminar el debate, la CNN anunció con gran entusiasmo algo así como "no se pierda a continuación la transmisión de este mismo debate en español". Yo me pregunto qué tan monolingüe es este país que la CNN considera pertinente asegurarse de que un debate político de tal envergadura llegue, a través de la lengua de Cervantes, al mayor número de posibles votantes. Y sí, me doy cuenta de la similicadencia entre "Cervantes" y "votantes".

La culpa es de Fidel

viernes, 18 de enero de 2008


Cuando una película te absorbe al punto de que te olvidas de dónde estás y qué está pasando, para entrar en contacto con quién eres, entonces sabes que vale la pena.
Eso me pasó con "La faute à Fidel" ("La culpa es de Fidel"). Me olvidé de los estudios, de que estoy en el gabacho, del inglés, de mis límites y preocupaciones. Y todo lo que veía era el mundo de la protagonista, Anna, porque casi era yo, México, España, el colegio de monjas, las niñas, el hermano que no se entera de nada. Pero sobre todo la mirada inquisidora, la voluntad férrea, la avidez de explicaciones hasta sus últimas consecuencias, el implacable juicio crítico, y esa enorme necesidad de ser el adulto cuando te das cuenta de que nadie en realidad va a darte una respuesta satisfactoria. Y fueron durante las dos horas del film mis seis, siete, ocho, nueve, diez años, con ese fastidio de lo simplista, del no pasa nada, de la gente que no se da cuenta que uno se da cuenta de todo. Después de los diez, me empecé a sumir en esa angustia de querer ser como los demás sin conseguirlo nunca; perdí la mirada de fuego. Pero esta Anna, la de la película, ¡me recuerda tanto esa otra, llena de preguntas, demandante de coherencia, por demás enojada con el mundo, que no se ajusta a lo que ella quiere!

La felicidad de a poquitos

sábado, 12 de enero de 2008

Ayer pasaron un programa de televisión de la serie 2020 cuyo tema era la felicidad. Como tenía que salir, sólo vi los primeros diez minutos. El objetivo de esta particular emisión es indagar qué hace felices a los seres humanos: quiénes, en qué situación, en que país, se sienten más felices y porqué. Según encuestas masivas en E.E.U.U., las tres fuentes de felicidad más comunes son la socialización, el sexo y la televisión. La paternidad resultó ocupar el mismo lugar en el ranking que las labores del hogar. En cuanto a la vida laboral, se llegó a la conclusión de que no importa tanto el tipo de actividad como los compañeros de trabajo. En suma, nada parece ocasionar mayor bienestar a las personas que una relación satisfactoria con los demás: amigos, pareja, familia, colegas.
Pese a que el tema me resultara interesante y hubiera querido ver el programa completo, hube de partir porque iba a encontrarme con una amiga. Afortunadamente, me sirvió como un experimento práctico. Así pues, ¿qué me hizo feliz en un viernes por la noche?
: Una hora y media de conversación con una amiga con la que me siento cómoda - conversación por cierto que le resultaría bastante snob y autoindulgente a otra persona que no fuera nosotras dos -, un poco de vino italiano en un ambiente estéticamente agradable, y para rematar, un panquecito de chocolate con una cantidad generosa de glaseado rosa y helado. Y le aseguro que la felicidad no fue poca.

Los desplazados

martes, 8 de enero de 2008


Hoy encendí la televisión y alcancé la última parte del film animado A Room Nearby, de Paul y Sandra Fierlinger. Me va a perdonar que no le dé más detalles, pero es que sólo vi unos 7 minutos y no encontré grandes cosas al respecto cuando busqué información en la Web. El film trata sobre la soledad. De las dos (de cinco) historias que vi, saqué que la soledad no es una cuestión físican ni cuantitativa - no se trata de estar rodeado de más o menos gente - , sino un estado de defamiliarización en el que algo le falta a uno. Un estado en el que uno se da cuenta que algo se perdió, se rompió, y no se recupera más.
En medio de las dos historias, hay un comentario sobre los desplazados; aquellos que emigraron y vivieron para ver tantos cambios en su país de origen o en ellos mismos que ya no son de aquí ni son de allá. La patria que dejaron no es la que es ahora; aunque vuelvan, ha cambiado hasta volverse irreconocible y extraña, y el país que los acoge nunca será suyo. Viven en una especie de alienación donde la nostalgia se convierte en hábito y la conciencia de la separación engendra una soledad subyacente, continua, música de fondo para un espíritu desterritorializado. Miembro activo de la "fuga de cerebros" de mi amado y latino país, ¡me da tanto miedo convertirme en uno de ellos!