Parece que la necesidad de hacer que el otro pase por un sufrimiento como el que uno pasó es una condición para superar el trago amargo y liberarse. Con este tema, dos pelis europeas.
La primera, francesa: "La tourneuse de pages". La actitud frívola de una maestra da pie a que una niña aborte su carrera pianística... pero al cabo de unos ocho años, viene la venganza, amplificada, lenta, letal... dulce. Qué miedo, desde que vi en la pantalla a la chica vengativa reconocí esa sonrisita, esa propiedad y bondad que dan escalofrío. Yo tuve una compañera así en el bachillerato, ¡exactamente la misma expresión de mosca muerta! Dios sabe cuánto odio pueden acumular estos dechados de virtud... tenga cuidado.
La segunda, escocesa: "Red Road". Al igual que en la anterior, la narración nos lleva a comprobar que el objeto de venganza, aquel que tanto daño hizo, es presa de los mismos miedos, risas y llantos que el vengador. Aunque el drama es similar, esta se resuelve de manera muy diferente.
Tres cositas en común:
1. Quien toma venganza es una mujer.
2. Su arma más fuerte es su atractivo sexual.
3. Escena final: una mujer camina sola, sonriente, satisfecha.


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